Cuando el verbo relevar deja de significar sustituir o reemplazar corre el riesgo de convertirse en un palabro.
El lenguaje siempre presenta ambigüedades, maneras diversas de nombrar las cosas según quién hable. Muchas veces usamos conceptos diferentes para denominar un mismo fenómeno o cosa y, también, en ocasiones llamamos de una misma manera cosas o fenómenos diferentes; no cabe duda de que esto hace más difícil la asimilación cabal de lo que se dice. Una forma de dificultar la comprensión de nuestro discurso es complicarlo gratuitamente, contraviniendo el principio de economía que toda lengua tiene. En este sentido, un caso claro es el uso del verbo relevar, que en España -y gran parte de Hispanoamérica- significa sustituir o reemplazar, pero que en países como Chile y Argentina, también se le atribuye el significado de “dar relevancia” o “poner de relieve”. Y curiosamente, el contexto en el que más se utiliza es en el del análisis e intervención social. Por ejemplo, una reciente publicación en Twitter de la Defensoría de la Niñez (Chile), dice: “… con el fin de relevar la urgencia de atender los temas que afectan especialmente a niños, niñas y adolescentes”, o en la página de la Junta Nacional de Jardines de Infancia (Chile) se dice: “JUNJI lanza campaña #somoscorresponsables para relevar la importancia de la participación equitativa en tareas de crianza….” En estos dos casos, para la mayor parte de los y las hispanohablantes se está hablando de sustituir o reemplazar la urgencia o la importancia de esos asuntos y no de destacar, como con seguridad querían indicar quienes redactaron esos textos, esa urgencia o importancia. Es decir, el uso de un significado poco frecuente -aunque sea correcto- puede llevar a confusiones, en lugar de facilitar la comprensión. Incluso, el uso de términos o conceptos poco habituales, lejos de indicar erudición, pueden llevar a utilizar palabras imposibles en determinados contextos, como es el caso de la página web de UNICEF (Argentina), en la que se dice: “El propósito de este relevamiento…” ; al menos en ese contexto, relevamiento no existe, es lo que se suele denominar como palabro (palabra rara, altisonante o inexistente).
Si queremos mejorar la comunicación, sobre todo de las instituciones y de los expertos /as hacia la opinión pública, probablemente deberemos hacer un esfuerzo por no complicar el lenguaje. Si se quiere destacar, poner de relieve o dar relevancia, digámoslo claramente: “queremos poner de relieve -destacar o dar relevancia- la actitud positiva de un profesor que…”, porque utilizando el verbo relevar desde su significado más infrecuente, hay garantías de que muchas personas pueden entender que lo que se quiere es sustituir la actitud positiva de aquel profesor.
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