Primera entrega

Una querida amiga, a la que hace un par de años veía con frecuencia y con quien disfrutaba de largas y estupendas conversaciones, de vez en cuando me decía: “como dices tú. «dos cosas»…”. Y entonces pasaba unos días sorprendiéndome del número de veces que lo digo. Incluso cuando hablo en público me descubro, antes de responder una pregunta, diciendo esta suerte de muletilla que me identifica y, de paso, me sirve para ordenar las ideas y obligarme a ser sintético, porque solo debo comentar dos cosas y, de paso, no olvidar ninguna de ellas. Pues hoy, que presentamos esta breve columna semanal, estuve tentado de llamarla “Dos cosas…”, así, con unos puntos suspensivos que invitaran a leer una breve reflexión que versaría sobre cuestiones sociales y lenguaje, solamente esas dos cosas. Pero no es posible llamar a esta columna con el eslogan de una compañía de  seguros que actualmente invade los medios de comunicación en España.

Comentando esta dificultad para titular esta columna -sección en la página web de CIBES- con otra gran, querida y admirada mujer, me dijo ¿por qué no la llamas con esa frase chilena tan clara, que dice tanto diciendo muy poco: «Una cosa no más…» Entonces vi claro que ahí estaba el título, en esas últimas dos palabras (“no más”), con significados diferentes para los chilenos según el contexto. En Chile decir “no más” puede significar, como es lógico para cualquier castellano hablante, solamente, pero también puede significar que se está autorizado a hacer o decir algo; de esta manera, si en Chile nos dicen “coma pan no más”, no significa que solo podamos comer pan, sino que podemos comer pan tranquilamente, que estamos autorizados a comer pan sin solicitar permiso. De la misma manera, esta breve y sencilla columna, como dice su título genérico, abordará solo un tema o cuestión (“una cosa”) cada vez, al tiempo que lo haremos sintiéndonos con su permiso para hacerlo, aunque no nos lo hayan dado. Es decir, lo haremos no más.